22 de Marzo 2023 / 4:56 PM
Historia de Bucarest la capital de Rumania
Bucarest fue mencionada por primera vez en el siglo X, pero esto no quiere decir que los primeros habitantes datan de ese período. Sin lugar a dudas, la zona donde se encuentra la capital actual de Rumania, estaba poblada desde la Prehistoria. Las primeras evidencias datan del Paleolítico tardío o (la primera edad de piedra, que se distingue por las herramientas simples y pequenos asentamientos temporales). Luego viene los artefactos del Mesolítico, que a su vez fueron reemplazados por los del Neolítico. Desde ahora podemos hablar de artefactos reales y herramientas sofisticadas que pertenecen a las Culturas Glina y Gumelnita, cuyas superficies incluían vastas áreas de los Balcanes. Inmediato con el principio de la Edad de Bronce aparece la Cultura Tei, una forma original específica exclusivamente a la zona de Ilfov que deriva probablemente de la Cultura Glina. La zona de Bucarest no era más que un punto en la ruta de los pastores que llevaban a sus ovejas cada ano desde las montanas hasta la llanura, lejos del centro administrativo dacio de Transilvania, y no tenía nada interesante que ofrecer a los reyes y príncipes dacios. Ni los romanos no estaban interesados en la región. En el período romano, el territorio de Bucarest ha continuado ser una tierra de nadie, vagado y vivido a veces por los pastores, evitado por los pueblos bárbaros que estaban siempre en busca de presas ricas y alguna vez atraversado por las tropas romanas o bizantinas tratando de restablecer el control Imperial en Dacia abandonada, como ha sido el caso de las tropas de Constantino el Grande y Justiniano. A pesar de este estatuto de territorio poco poblado y, básicamente salvaje, se descubrieron restos de romanización, incluso monedas descubiertas en las zonas Giulesti, Tei y Radu Voda. También hay evidencia toponímica del período de llegada de los eslavos en el área, por los nombres actuales: Snagov, Chiajna, Glina y Colentina.
La Edad Media.
Según la tradición, Bucarest ha recibido su nombre del Pastor Bucur, cuya casa, la primera en la ciudad, se econtraba en el sitio de hoy de la Iglesia de Bucur. Si hemos de creer o no esta leyenda, hemos visto antes que desde la Prehistoria, la capital de hoy representaba una importante ruta de trashumancia, por lo que no es demasiado difícil imaginar que algunos de estos pastores comenzaron a establecer granjas permanentes en la zona, que poco a poco empezaron a ganar la aparición de localidad. Por otra parte, durante el reinado de Vladislav Vlaicu aparece una mención sobre el pueblo de Dambovita, que podría ser Bucarest. Que sea así o no, con el reinado de Mircea el Viejo se construye por primera vez "la fortaleza de Dambovita", que estaba situada en el lugar donde hoy encontramos las ruinas de Curtea-Veche.
Esta fortaleza no era más que una fortaleza de madera, rodeada por una alta empalizada y algunas casas de madera que probablemente se quedaban del pueblo anterior a las fortificaciones. En el contexto que el principe Mircea construía Giurgiu como el centro de su poder, para estar más cerca de los territorios al sur del Danubio, donde participaba en la guerra civil del Imperio Otomano, empezado con la muerte de Bayaceto, Bucarest sirvía como punto fortificado intermedio entre la capital de Targoviste y el nuevo centro de poder del principe Mircea en Giurgiu.
Bajo los próximos gobernantes Giurgiu perdió antes de los turcos, la capital se estableció en Targoviste para estar más cerca de Transilvania, más lejos de los territorios otomanos de la zona del Danubio y la importancia militar de Bucarest disminuye mucho. A pesar de este, el impulso del desarrollo estaba dado. "La ciudad de Dambovita", era un pueblo militar, donde predominaban los talleres de herreros, las forjas, y unas chabolas madera, esta situación continuará hasta el reinado del Vlad Tepes. En su política agresiva y sus numerosas campanas y expediciones al sur del Danubio, Vlad necesitaba un nuevo lugar administrativo para que sea más cerca del Danubio que Targoviste. Así que elige hacer en la antigua ciudad de Mircea el Viejo (su abuelo), la nueva capital de Valaquia. En las famosas cartas enviadas a los comerciantes de Brasov, el les pide, entre otras cosas, el envío de artesanos para transformar la antigua fortaleza de madera en un castillo real. Es el segundo estímulo en la historia de la ciudad que le da un camino claro de progreso, que no pudo ser descarrilado a pesar de los numerosos desastres que ocurrieron en la ciudad: la peste, los asedios y la destrucción. En los siguientes anos la ciudad creció a un ritmo rápido, sobre todo debido a muchas iglesias que se construieron tanto por los gobernantes o familias nobles más importantes.
Teniendo vastas propiedades que incluían vinedos, pastos y tierras agrícolas, las iglesias y los monasterios formaron el núcleo en torno al cual han sido atraídos los comerciantes y los artesanos cuyos talleres, almacenes y hogares condujeron a la expansión gradual de la ciudad. Su presencia ha significado el desarrollo fuerte del comercio, haciendo la ciudad cada vez más difícil de ignorar por los gobernantes. En cuanto al estatuto de capital, los siglos XV y XVI fueron marcados por la competencia constante entre Bucarest, Targoviste y Curtea de Arges al honor de ser la sede del principe. En general, la rama de los Draculesti, descendientes de Vlad Tepes, siempre estaban dispuestos a Bucarest, mientras que la rama más directa de la dinastía de Basarab quería Curtea de Arges y luego Targoviste, aunque hay excepciones individuales en ambas dinastías. Es una época turbulenta en la que las batallas dinásticas y las guerras con los otomanos hacen de la ciudad sitiada muchas veces.
Entre los sitios y robos incluimos la conquista de la ciudad por Esteban el Grande, en contra de Radu el Hermoso, el hermano de Vlad Tepes, que había pasado a una política sometida a los turcos, las incursiones de los tártaros en el siglo XVI, el asedio rechazado a las fuerzas de Transilvania y, lo más devastador de todo, la ocupación turca de Sinan Pasa en el contexto de lucha con Miguel el Valiente. Aunque durante esta ocupación la ciudad fue casi completamente quemada, tan sólo un ano después, casi todo había sido reconstruido. Hasta la venida del régimen fanariota, Bucarest no ha podido ser cambiada por Targoviste, ya se había convertido en un centro económico y religioso demasiado significativo. Constantin Brancoveanu no tendrá otra opción sino de construir su palacio en Mogosoaia como el centro de su corte, a pesar de que hubiera preferido reinar en Targoviste. Como ciudad, Bucarest era en ese momento una alternancia vasta de casas estrechas y grandes espacios para la agricultura, e incluso áreas todavía ocupadas por los bosques Vlasiei, por lo que el hecho de establecer los límites de la ciudad, y el número de habitantes era una tarea muy difícil.
El periodo fanariota.
A pesar del carácter general negativo de la dominación fanariota, para Bucarest, fue un período de prosperidad y desarrollo. Bajo la dirección de los gobernantes Nicholas Mavrocordatos y Alejandro Ypsilanti, se colocaron los primeros adoquines, aparecen las primeras escuelas y universidades en Bucarest, empieza la extensión y la concentración urbana y se limitan las fincas para la agricultura, que se terminan sólo al principio del siglo XX. En todas estas décadas comienzan aparecer los barrios bajos cuya organización se asemeja a la de Constantinopla y que conduce a la concentración de unos grupos sociales o étnicos y cultos en ciertos barrios. En este periodo tenemos un barrio católico, uno judío, otro armenio, uno de los carniceros, etc. Aunque la afiliación a estos barrios bajos no es exclusiva, por ejemplo, existían carpinteros en el barrio dedicado a los carniceros, la mayoría de los residentes de los barrios pobres tenían como principal actividad aquella del barrion donde vivían. Al mismo tiempo que los barrios bajos comienza aparecer las primeras formas de conciencia bucarestina, bajo las formas de revueltas que derrocaban a menudo el gobernante y forzaba a los Otomanos de designar a uno nuevo, y por rivalidades crecientes entre las familias nobles principales.
Aunque en este momento la ciudad estaba llena de barro, inundada por el rio Dambovita y salpicada de vinedos y huertos, esto no impidió que los nobles y comerciantes con aspiraciones de vestirse en ropa rica en colores brillantes, en un estilo de moda que prestaba gMarzosamente tanto desde el Este y del Oeste, con muchas joyas como accesorios, y pasear en carros y carruajes ricamente ornamentados, tirados a veces por ciervos, como es el caso del príncipe Nicolás Mavrogenes. Gracias a este conjunto tan cosmopolita, que se mezcla en el paisaje con las imágenes más precisas de pobreza, Bucarest empieza a tomar esa apariencia única, que se establece en la memoria de los viajeros extranjeros, como punto de frontera entre las influencias europeas y asiáticas, y lugar de fusión e intercambio entre las dos culturas.
"El pequeno París".
El siglo transcurrido entre 1859 y 1946 ha sido lo más floreciente para Bucarest. Convirtida en la capital de todos los rumanos como consecuencia de la doble elección de Alexandru Ioan Cuza, la ciudad tenía que pasar por una explosión económica, demográfica y cultural. Económicamente este es el período cuando se abrirán las primeras grandes fábricas de la ciudad, que cubrían los objetos de consumo como: tabaco, cerveza, jabones, velas, textiles e incluso maquinaria pesada y aviones. Al mismo tiempo, la ciudad sirve como un importante centro comercial, que atrae a los hombres de negocios y magnates de toda Europa e incluso de los Estados Unidos. Estas oportunidades de negocios, ha llevado a la aparición progresiva de la burguesía indígena representada por los pequenos comerciantes y por los grandes magnates de la Industria, que iban a sustituir los antiguos nobles y sacerdotes como la clase más importante y poderosa de la ciudad. También ahora se incrementará en número y clase los trabajadores, atraídos por la oportunidad que ofrecen las nuevas fábricas. Bajo el impulso del crecimiento de la población y la aparición de la vida económica que ya no depende de la agricultura, el proceso de urbanización se termina. Se construyen un número impresionante de edificios de todo tipo, pertenecientes a unos estilos arquitectónicos que varían enormemente, y los últimos espacios verdes desaparecen o se transforman en parques. Los cafés, las tiendas, incluso las casas con balcones aparecen en este período y comienzan a formar parte de la vida de la ciudad.
Así, la nueva ciudad, con calles anchas, con tranvías tirados por caballos, con edificios de varias plantas situados cerca de los jardínes con árboles de diferentes variedades, es bautizado por sus visitantes "el Pequeno París", siendo una ciudad de contrastes y escándalos, pero al mismo tiempo y un cuadro único, una mezcla de culturas y al mismo tiempo una creación original en si misma. Para completar este paisaje cultural, debemos citar los círculos literarios, las publicaciones literarias y los grandes escritores de Rumania que pasaron por Bucarest, en un momento de su vida, algunos han vivido casi toda su vida en Bucarest. Desde el romántico Mihai Eminescu, a los realistas Liviu Rebreanu y Camil Petrescu, hasta los modernistas Tudor Arghezi y Lucian Blaga, todos pasaron por Bucarest y fueron influenciados por él, más o menos. En la Primera Guerra Mundial Bucarest ha sido ocupada por las tropas alemanas, afectada por numerosos terremotos e incendios, y escenario de muchos levantamientos y revueltas, desde la conspiración para alejar a Cuza hasta el golpe de estado en contra del régimen de Antonescu, y será bombardeada por los aliados anglo-estadounidense y despues por sus ex aliados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Pero a pesar de todos estos desastres, la vida y el progreso continuó como lo hizo en el pasado, la ciudad sigue atrayendo a nuevos habitantes desde simples trabajadores hasta genios artísticos.
El período comunista.
En resumen, Bucarest comunista se caracterizó por la construcción de nuevos barrios con edificios de viviendas, específicos a los países comunistas, la colocación de estatuas con el propósito de glorificar las doctrinas y los líderes, la demolición de iglesias y edificios antiguos que estaban en el camino del nuevo plan urbano, la construcción de fábricas en las afueras etc. Por lo tanto, sin insistir más, en este periodo muchos de los elementos que constituían el encanto y el estilo del "Pequeno París" se perdieron para siempre. Intentemos en cambio de ver las cosas más positivas realizadas en esos anos, porque sí, existieron y tales construcciones y proyectos.
Como obras destacadas de la epoca comunista podemos mencionar: el metro, el medio de transporte más rápido y eficiente de Bucarest; La Casa del Pueblo (El Parlamento rumano), que a pesar de que muchos están en contra por los gastos y las demoliciones que se hizo en su nombre, es sin duda uno de los monumentos más importantes de Rumania; parques y espacios verdes en los suburbios, así como los parques Tineretului e IOR; se asfaltaron calles y aceras, cuya utilidad en el transporte y resistencia a los caprichos de la naturaleza no se puede negar. Con el riesgo de sonar patético, debemos decir que en cualquier momento oscuro de la historia, hay sus partes buenas si estás dispuesto a mirar de cerca, y si el período comunista ha traído algún progreso en la ciudad, entonces eso es el sistema de transporte, el alcantarillado y la electricidad. Bucarest comunista era una ciudad más segura, más transquila y con mejores facilidades que tenia Bucarest entreguerras, pero era una ciudad fea, casi completamente gris, que había perdido su magia y el aliento que lo ensenaba tan maravilloso a los extranjeros.
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