21 de Julio 2025 / 4:56 PM
De cucharas, calderos y caricias del paladar
Ruta gourmet por Valaquia y Bucovina
Cuando el grupo de amigos de Alicante nos contactó para vivir una experiencia gastronómica auténtica en Rumanía, sabíamos que el itinerario debía incluir más que platos sabrosos. Tenía que ser un viaje a los orígenes, a los fuegos de leña, a las recetas heredadas en silencio y al sabor sin prisa. Así nació este circuito entre Starchiojd (Valaquia) y Sucevița (Bucovina), donde cada comida fue un acto cultural.
Durante ocho días, degustaron el alma de dos regiones: la rusticidad aromática de la cocina muntenesca y la delicadeza especiada de la cocina bucovineană. Desde la bruma de los Cárpatos hasta los monasterios pintados, los alicantinos se convirtieron en exploradores del gusto, guiados por mujeres sabias y cazuelas que hablaban en dialecto rural.
Entre bulz recién horneado, plăcinte que crujían entre los dedos y horincă que calentaba el alma, descubrieron que la cocina rumana no se enseña: se siente. Esta es su historia, plato a plato.
Starchiojd y la casa Carpatos: fuego lento y alma valaca
Starchiojd, enclavado entre colinas onduladas y bosques de hayas, fue la primera parada del grupo. Aquí, en la Casa rural Carpatos, el tiempo se mide en cucharones y en historias al calor del horno. Desde el primer desayuno —queso de oveja fresco, mermelada de ciruela y pan de maíz—, supieron que no estaban en un restaurante: estaban en la cocina de una abuela munteană.
La anfitriona, Tanti Lenuța, les enseñó a preparar el bulz valah —una esfera de mămăligă rellena de brânză de burduf y horneada sobre hojas de col. También aprendieron a distinguir el sabor de un tochitură valahă hecha con carne de cerdo guisada en su jugo, acompañada de huevo frito, encurtidos y vino rojo casero.
En los paseos por el campo, recogieron ciuperci de fag (setas de haya) y hierbas para tisanas. Por las noches, la mesa se llenaba de ciorbă de perișoare, pastramă de cordero y dulces como turtă dulce con miel. “Es como si cada comida viniera con una bendición invisible”, decía Carmen, una de las viajeras.
Sucevița y la casa La Cazaci: frescos, sabores y tradición bucovineana
Tras cruzar los Cárpatos orientales, el grupo llegó a Sucevița, tierra de iglesias pintadas y sabores que susurran oraciones. En la Casa rural La Cazaci, al pie del monasterio del mismo nombre, los esperaba una cocina más delicada, pero igual de ancestral.
El primer plato fue una ciorbă rădăuțeană —una sopa cremosa de pollo con ajo, vinagre y smântână (nata fermentada)—, servida con ardei iute y pan crujiente. A eso siguieron plăcinte poale-n brâu, un manjar dulce con queso dulce y pasas, horneado a la leña según la receta de la bunica Maria.
Los talleres de cocina incluyeron el armado de sarmale (hojas de col rellenas) y la técnica secreta del păstrăv afumat (trucha ahumada en abeto). Una tarde, la familia local organizó una degustación de afinată y zmeurată —licores caseros de frutas— acompañada de cuentos populares sobre el origen de cada receta.
Para el grupo de Alicante, fue como si los frescos del monasterio cobraran vida en la cocina: colores, capas, detalle y espiritualidad en cada plato. “Comer aquí es como entrar en una pintura medieval”, exclamó Paco, entre cucharadas de crema de boletus.
Cuando la gastronomía es memoria viva
Al despedirse de Bucovina, el grupo de Alicante coincidió en algo: no habían hecho solo un viaje gastronómico. Habían vivido una experiencia emocional, sensorial y casi espiritual. “Los platos aquí no se sirven, se cuentan”, resumió Miguel, el más cocinillas del grupo.
Descubrieron que cada región de Rumanía es un capítulo comestible de su historia: desde los sabores ahumados de los valles de Sucevița hasta la contundencia pastoral de Starchiojd. Aprendieron que un simple bulz puede ser un acto de identidad, y que una sopa puede tener el poder de unir generaciones.
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Preguntas frecuentes sobre rutas gastronómicas en Rumanía
¿Qué incluye una ruta gastronómica como esta?
Alojamientos rurales, talleres culinarios, comidas caseras, degustaciones, transporte y guía especializado en cultura y cocina local.
¿Se adaptan los menús a vegetarianos o personas con alergias?
Sí, indicándolo con antelación, adaptamos recetas tradicionales con ingredientes locales para cada necesidad.
¿Cuáles son los platos típicos que se degustan?
Bulz, ciorbă, tochitură, sarmale, păstrăv afumat, plăcinte, dulces caseros, licores de frutas y quesos de montaña.
¿Cuánto dura un circuito como este?
Generalmente entre 6 y 10 días, pero podemos personalizar según tu disponibilidad o interés.
¿Es necesario tener conocimientos previos de cocina?
No. Es una experiencia para aprender, compartir y saborear, independientemente del nivel culinario.
¿Dónde se alojan los participantes?
En casas rurales con encanto, seleccionadas por su cocina tradicional y hospitalidad auténtica.
¿Cómo puedo reservar mi plaza?
Contáctanos por correo electrónico. Diseñamos la experiencia a medida, incluyendo fechas con eventos culinarios locales.
¿Qué dicen nuestros clientes?
Con más de 100 reseñas de 5 estrellas en Google Reviews, garantizamos una experiencia inolvidable.
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